Cuando entré al tratamiento de quimioterapia no me di cuenta lo importante que es sentirse apoyada, ya sea por familiares y amigos. En mi caso fue muy enriquecedor que no dejé de trabajar. Los compañeros de trabajo han sido parte del impulso a seguir.
Cuando estás siendo observada por tantas personas bien intencionadas, necesitas dejarte apoyar. Saber que no estás sola. Quienes te acompañan siempre quisieran hacer más. Déjales saber que con su simple presencia es más que suficiente.
Hay quienes se preocupan mucho. No permitas que su preocupación te lleve a un estado de estrés o ansiedad. Procura mantenerte tranquila, reposando en las promesas de sanidad que Dios te da.
La fuerza espiritual que proviene de la fe, ha sido la columna vertebral de mi tratamiento. Todo ha sido sostenido por las promesas de Dios para mi vida, que están disponibles y a la mano para quien las quiera tomar.
Es importante pues, tener apoyo de líderes espirituales que te recuerden de dónde proviene la fuerza que necesitas para pasar por el valle de sombra de muerte...
No es sencillo cuando estás en medio del tratamiento, pero de la mano del Espíritu Santo de Dios, nada te puede vencer. Dios te da una sonrisa para cada día, para cada cita, para cada doctor y enfermera, para cada paciente que pasa por lo mismo.
El acompañamiento de mi familia pastoral, especialmente de Evita y Carlos Cruz que iban a buscarme al hospital después de cada quimio, fue para mi una gran bendición. Saber del cuidado de parte de Dios y oraciones, y su cobertura por amor, fue de gran aliento para mi.
"Nada es imposible para el que cree"
Es una decisión personal convertirse en una guerrera de la fe o en alguien que siente auto-compasión y manipula con su enfermedad a quienes le rodean.
Yo decidí lo primero. Todo el tiempo declaré que mi Señor Jesús ya había pagado el precio y había muerto para que yo fuera sana y viviera. Traté de no sucumbir a la tentación de creerme el "ay pobre de mi" pues soy una hija de Dios y en Cristo yo tengo vida y vida en abundancia.
En junio del 2014 terminé las 8 quimioterapias programadas. Las primeras cuatro de ellas con la que llaman quimio blanca y las últimas cuatro con quimio roja que según he sabido, hay pacientes que no la aguantan en las 8 sesiones y las tienen que dividir en dos partes, resultando en 16 sesiones. De ahí mi gratitud a Dios por la fuerza física que me regaló para aguantarlas y que el tratamiento no fuera largo, porque además había la necesidad de vencer al cáncer pronto y no permitir que siguiera creciendo el tumor, ya de por sí enorme de 6 x 8 cms.
El tumor disminuyó de tamaño hasta casi desaparecer antes de la cirugía. La biopsia posterior reportó el tumor de 2 cms en necrosis.
Hay mucho temor relacionado a las quimios. Para mí, era mucho más el temor a morir si no recibía en obediencia los tratamientos.
Carcinoma ductal en etapa 3, tumor de 6x 8 cms. Ese asesino tenía nombre y apellido pero Dios usó a los médicos y la ciencia para salvarme de él.
¡Doy gracias a Dios de poder seguir disfrutando de Él mismo, mi Dios, mi hija, mi familia, mi trabajo, mi música, mi vida!
Seguiré en una siguiente entrega con la cirugía y el tratamiento posterior.
¡Y que viva la vida!!!
Feliz año 2016 en salud, amor y fe.





