lunes, 20 de marzo de 2017

Si no tienes IMSS ni ISSSTE

Si tenía IMSS, pero los horarios no se acoplan, ya que como todos sabemos ir al IMSS significa invertir toda la mañana o toda la tarde o ambos.

De modo que, busque un servicio gratuito, mismo que encontré por medio de un programa de salud para la mujer, promovido por la UdeG. Fui. Me aceptaron, me dieron cita y me hicieron la mamografía en un Centro de Salud. Eso fue el 31 de mayo del 2014.

Tardaron un mes y me llamaron (en junio) para decirme que requería hacerme un ultrasonido, pues habían encontrado "algo" que debían verificar. Me entregaron un cd con el estudio y pude notar la bolita del tamaño de un garbanzo.

Fui al ultradonido, me mostraron la "bolita" que ya se veía mas grande con respecto del primer estudio y me enviaron al Instituto de Cancerología para que me hicieran una biopsia.
Me hicieron la biopsia extrayendo tejido con una pistola de succión, como una aguja gigante que succionó varias muestras.

Fue el mes más largo de espera de mi vida. Recuerdo que oraba y declaraba sanidad sobre mi vida y sostenía mi fe con la Palabra de Dios y Sus promesas. Todos los días declaraba que Jesucristo ya había vencido la enfermedad y había ganado la victoria para mi. Sabía que la voluntad de Dios es buena, agradable y perfecta. Y me mantenía en esa confianza. Sabía con toda seguridad, que eso, eso no sería cáncer.

Pero Dios tenía otro plan... (continuará)

"Durante 2013, el tumor maligno de mama fue la segunda causa de mortalidad por neoplasias en
las mujeres de 20 años y más (14.8 por ciento)."
www.inegi.org.mx

El acompañamiento es muy importante

Cuando entré al tratamiento de quimioterapia no me di cuenta lo importante que es sentirse apoyada, ya sea por familiares y amigos. En mi caso fue muy enriquecedor que no dejé de trabajar. Los compañeros de trabajo han sido parte del impulso a seguir.
Cuando estás siendo observada por tantas personas bien intencionadas, necesitas dejarte apoyar. Saber que no estás sola. Quienes te acompañan siempre quisieran hacer más. Déjales saber que con su simple presencia es más que suficiente.
Hay quienes se preocupan mucho. No permitas que su preocupación te lleve a un estado de estrés o ansiedad. Procura mantenerte tranquila, reposando en las promesas de sanidad que Dios te da.
La fuerza espiritual que proviene de la fe, ha sido la columna vertebral de mi tratamiento. Todo ha sido sostenido por las promesas de Dios para mi vida, que están disponibles y a la mano para quien las quiera tomar.
Es importante pues, tener apoyo de líderes espirituales que te recuerden de dónde proviene la fuerza que necesitas para pasar por el valle de sombra de muerte...
No es sencillo cuando estás en medio del tratamiento, pero de la mano del Espíritu Santo de Dios, nada te puede vencer. Dios te da una sonrisa para cada día, para cada cita, para cada doctor y enfermera, para cada paciente que pasa por lo mismo.
El acompañamiento de mi familia pastoral, especialmente de Evita y Carlos Cruz que iban a buscarme al hospital después de cada quimio, fue para mi una gran bendición. Saber del cuidado de parte de Dios y oraciones, y su cobertura por amor, fue de gran aliento para mi.
"Nada es imposible para el que cree"
Es una decisión personal convertirse en una guerrera de la fe o en alguien que siente auto-compasión y manipula con su enfermedad a quienes le rodean.
Yo decidí lo primero. Todo el tiempo declaré que mi Señor Jesús ya había pagado el precio y había muerto para que yo fuera sana y viviera. Traté de no sucumbir a la tentación de creerme el "ay pobre de mi" pues soy una hija de Dios y en Cristo yo tengo vida y vida en abundancia.
En junio del 2014 terminé las 8 quimioterapias programadas. Las primeras cuatro de ellas con la que llaman quimio blanca y las últimas cuatro con quimio roja que según he sabido, hay pacientes que no la aguantan en las 8 sesiones y las tienen que dividir en dos partes, resultando en 16 sesiones. De ahí mi gratitud a Dios por la fuerza física que me regaló para aguantarlas y que el tratamiento no fuera largo, porque además había la necesidad de vencer al cáncer pronto y no permitir que siguiera creciendo el tumor, ya de por sí enorme de 6 x 8 cms.
El tumor disminuyó de tamaño hasta casi desaparecer antes de la cirugía. La biopsia posterior reportó el tumor de 2 cms en necrosis.
Hay mucho temor relacionado a las quimios. Para mí, era mucho más el temor a morir si no recibía en obediencia los tratamientos.
Carcinoma ductal en etapa 3, tumor de 6x 8 cms. Ese asesino tenía nombre y apellido pero Dios usó a los médicos y la ciencia para salvarme de él.
¡Doy gracias a Dios de poder seguir disfrutando de Él mismo, mi Dios, mi hija, mi familia, mi trabajo, mi música, mi vida!
Seguiré en una siguiente entrega con la cirugía y el tratamiento posterior.
¡Y que viva la vida!!!
Feliz año 2016 en salud, amor y fe.

Pelucas para mujeres con cáncer

Cuando la quimio hace de las suyas.

Desde la primera semana tras recibir el primer tratamiento de quimioterapia, mi cabello comenzó a caerse. Pasaba mi mano por entre mi cabello ondulado y salía con mechones entre los dedos. Aunque los doctores te advierten que esto puede pasar, nada te prepara para lo que se siente.

Cuando me miré al espejo todavía con cabello pero ya con huecos en el cuero cabelludo, supe que era la última vez que me veía de esa forma y que mi aspecto cambiaría para siempre.
Fue muy fuerte la sensación de pérdida. Pasé por un duelo de un par de noches y una mañana desperté  determinada a cambiarlo todo.

Lo mejor era raparme. Debía usar mascada y comportarme como es usual para las mujeres con cáncer y en tratamiento para salvar la vida.

Pero Dios tenía otro plan...

Me puse frente al espejo y comencé a dar jaloncitos que con toda facilidad soltaban los mechones de la cabeza. Cuando terminé, todo aquel cabello en el lavabo me provocó un llanto que salía de lo más profundo de mi.

Entregué a Dios esa tristeza y le pedí fortaleza para lo que seguía, ya no había vuelta atrás, debía raparme.

Pedí a mi hija que en ese momento tenía quince años, que usara la rasuradora que mis primos me prestaron. Mientras me rapaba, pedía al Señor fortaleza para ella también. Después me dijo que ella fue fuerte, porque veía mi fortaleza. Mi preciosa guerrera, sabe que mi fuerza proviene de Dios.

Al finalizar, nos miramos y reímos juntas, como si lo que acabábamos de hacer hubiera sido una travesura. Le dije que el mundo no estaba listo para mí, luciendo así. De modo que me puse una mascada como era el protocolo y según había visto a las señoras en la sala de espera, en las consultas con el doctor. Me dispuse a ir con mi hija en busca de turbantes y mascadas para cubrirme la cabeza.

Llegamos a la tienda de accesorios oncológicos, pregunté por los turbantes. La doctora, psicóloga y sobreviviente de cáncer de mama que me atendía, me sugirió el uso de una peluca. Eso no había pasado por mi mente. Me tomó por sorpresa y ella me comenzó a probar pelucas.

Tras varios intentos con pelucas que no me gustaban, recordó que ese día le había llegado una peluca que era la única y que estaba segura que me iba a gustar. ¡Así fue! En cuanto mi hija me dijo "esta genial, te ves muy bien" supe que era la elegida.

La compré decidida a que nada me impediría sentirme lo más normal posible para seguir confiada de mi aspecto, con mis actividades diarias, salir a trabajar bien arreglada y no sintiéndome triste por usar mascadas o turbantes de "enferma". Estaba determinada a declarar mi sanidad todos los días y no soltarme de esa esperanza hasta que Dios me bendijera.

Así lo hice. Usé esa peluca, símbolo de fortaleza y deseos de estar bien. Hoy me topé con ella y recordé lo mucho que cumplió con el objetivo.

Ahora que veo mi cabello tan diferente a mi apariencia anterior, me doy cuenta que los planes de Dios superan siempre los nuestros.

Asi que ¡Anímate! ¡Usa peluca! Hay desde oncológicas muy costosas por comodísimas hasta aquellas de pelo sintético muy bajas en precio pero que pueden ayudar a sentirte confiada y bonita. Aquí solo un ejemplo de lo que se puede encontrar para todos los gustos.

Sigue adelante, no te detengas en ese camino a la sanidad y bienestar.
Dios te siga bendiciendo.